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Salud Holística & Suplementos | Raíces Zen

Zinc: El Mineral Olvidado (Inmunidad, Testosterona, Piel)

por Alex B. en Nov 27, 2025
Zinc: El Mineral Olvidado (Inmunidad, Testosterona, Piel)

Zinc: el mineral olvidado para inmunidad, testosterona y piel

El zinc es uno de los minerales más importantes para tu salud, un verdadero pilar para un sistema inmune fuerte, niveles de testosterona saludables y una piel radiante. A pesar de su importancia crítica en más de 300 reacciones enzimáticas del cuerpo, hasta un 30% de la población mundial tiene deficiencia de este oligoelemento esencial. Esta guía completa desglosa científicamente por qué el zinc es fundamental, cómo identificar si te falta, qué alimentos son las mejores fuentes y cómo un suplemento de calidad, como el bisglicinato de zinc, puede marcar una diferencia transformadora en tu bienestar.

¿Qué es el zinc y por qué tu cuerpo lo necesita desesperadamente?

El zinc es un oligoelemento esencial, lo que significa que tu cuerpo lo necesita en pequeñas cantidades pero no puede producirlo por sí mismo. Debe obtenerse obligatoriamente a través de la alimentación o la suplementación. A diferencia de otros minerales que se almacenan en el cuerpo, el zinc no tiene un reservorio significativo, por lo que requieres un aporte diario constante para mantener las funciones corporales óptimas.

Este mineral actúa como cofactor de más de 300 enzimas en el organismo, lo que lo convierte en uno de los nutrientes más versátiles y fundamentales para la vida. Está involucrado en prácticamente todos los sistemas: desde la división celular y la síntesis de ADN hasta la producción de proteínas y la cicatrización de heridas. Sin zinc, tu cuerpo simplemente no puede funcionar correctamente.

El 90% del zinc corporal se distribuye en los tejidos óseo y muscular, mientras que el 10% restante se localiza en la piel, el hígado, el páncreas, la retina, las células sanguíneas y, en los hombres, los tejidos testiculares. Esta distribución estratégica explica por qué el zinc es fundamental para tantos aspectos de la salud: inmunidad, función hormonal, salud de la piel, visión, metabolismo y función cognitiva.

Funciones clave del zinc: Participa activamente en la división y crecimiento celular, siendo especialmente importante durante el embarazo, la infancia y la adolescencia. Es esencial para la síntesis de ADN y ARN, permitiendo que la información genética se replique correctamente. Además, juega un rol crucial en la cicatrización de heridas acelerando la reparación de tejidos dañados, y es necesario para mantener el sentido del gusto y del olfato funcionando correctamente.

Los 3 pilares del zinc: inmunidad, testosterona y piel

El zinc destaca por su impacto multifacético en tres áreas fundamentales de la salud que a menudo pasan desapercibidas hasta que empiezan los problemas. Comprender cómo este mineral influye en tu sistema inmune, tus hormonas y tu piel te ayudará a valorar su importancia real.

Inmunidad: tu primera línea de defensa

El zinc es absolutamente crucial para el desarrollo y la función de los glóbulos blancos, especialmente los linfocitos T, que son las células que controlan y regulan las respuestas inmunitarias y atacan directamente a las células infectadas por virus. Sin niveles adecuados de zinc, tu sistema inmune simplemente no puede funcionar a plena capacidad, dejándote vulnerable a infecciones recurrentes.

La investigación científica ha demostrado consistentemente que el zinc desempeña múltiples roles en la inmunidad: activa las células natural killer (NK) que destruyen células cancerosas y células infectadas, mantiene la integridad de las barreras mucosas (tu primera línea de defensa contra patógenos), regula la producción de citoquinas inflamatorias para evitar respuestas inmunes excesivas, y posee propiedades antivirales directas que interfieren con la replicación viral.

Un meta-análisis publicado en The Cochrane Database demostró que tomar zinc dentro de las primeras 24 horas de los síntomas de resfriado puede reducir la duración de la enfermedad en aproximadamente un día y disminuir la severidad de los síntomas. Este efecto se debe a que el zinc inhibe la replicación del rinovirus (el virus del resfriado común) y reduce la inflamación de las vías respiratorias.

Las personas con deficiencia crónica de zinc son significativamente más susceptibles a infecciones bacterianas, virales y fúngicas. En poblaciones con baja ingesta de zinc, la suplementación ha demostrado reducir la incidencia de neumonía infantil y diarrea infecciosa en hasta un 40%. Para deportistas y personas con estrés crónico (que agotan las reservas de zinc más rápidamente), mantener niveles óptimos es fundamental para evitar el sobreentrenamiento y las infecciones oportunistas.

Testosterona: el regulador hormonal masculino

El zinc juega un papel directo en la producción de testosterona y es fundamental para la salud reproductiva masculina. Este mineral se concentra en los testículos, donde actúa en las células de Leydig (las células productoras de testosterona) y es necesario para la espermatogénesis (producción de espermatozoides). La deficiencia de zinc se asocia consistentemente con hipogonadismo (producción insuficiente de testosterona) y problemas de fertilidad.

Los estudios clínicos han confirmado que hombres con niveles bajos de zinc tienen testosterona significativamente más baja. Un ensayo controlado con atletas demostró que la suplementación con 30 mg de zinc diarios durante 6 meses en hombres con deficiencia aumentó la testosterona total en aproximadamente un 30% y mejoró significativamente los parámetros de calidad del esperma. Sin embargo, es crucial entender que este efecto se observa principalmente en hombres con deficiencia: si tus niveles de zinc ya son adecuados, la suplementación adicional no aumentará la testosterona más allá del rango normal.

El zinc también actúa como inhibidor natural de la aromatasa, la enzima que convierte testosterona en estrógeno. Esto es particularmente importante en hombres con obesidad, donde el exceso de tejido adiposo aumenta la actividad de la aromatasa, convirtiendo testosterona en estradiol y causando un desequilibrio hormonal. Mantener niveles óptimos de zinc ayuda a preservar el balance hormonal adecuado.

Además, el zinc previene la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT) al inhibir la 5-alfa-reductasa. Si bien la DHT es importante para la función sexual masculina, niveles excesivos se asocian con problemas como la calvicie de patrón masculino y el agrandamiento de la próstata. El zinc ayuda a mantener este equilibrio delicado, protegiendo tanto la salud capilar como la prostática.

Piel: cicatrización, acné y belleza

La piel contiene aproximadamente el 6% del zinc total del cuerpo, la tercera mayor concentración después de huesos y músculos. Este mineral es fundamental para la síntesis de colágeno, la proteína estructural que da firmeza y elasticidad a la piel. El zinc activa las enzimas que producen colágeno y elastina, manteniendo la piel joven, elástica y resistente a las arrugas.

En cuanto a la cicatrización, el zinc es absolutamente esencial. Acelera todas las fases de la reparación tisular: la fase inflamatoria (limpieza de la herida), la fase proliferativa (formación de nuevo tejido) y la fase de remodelación (fortalecimiento de la cicatriz). Las personas con deficiencia de zinc experimentan cicatrización lenta y formación de cicatrices de mala calidad. De hecho, en hospitales se administran suplementos de zinc a pacientes con úlceras crónicas o quemaduras graves para acelerar la recuperación.

Para el acné, el zinc ofrece múltiples beneficios terapéuticos. Primero, tiene propiedades antiinflamatorias potentes que reducen el enrojecimiento, la hinchazón y el dolor asociados con el acné inflamatorio (pápulas, pústulas, nódulos). Segundo, regula la producción de sebo, reduciendo el exceso de grasa que obstruye los poros. Tercero, posee actividad antibacteriana contra Cutibacterium acnes (antes llamado Propionibacterium acnes), la bacteria principal implicada en el acné.

Estudios clínicos han demostrado que la suplementación oral con 30 mg de zinc elemental durante 12 semanas reduce significativamente las lesiones de acné inflamatorio en un 50-60%. El zinc también se utiliza tópicamente en forma de óxido de zinc en cremas y pomadas para tratar dermatitis, eczema, rozaduras y quemaduras solares debido a sus propiedades calmantes y protectoras.

Más allá del acné, el zinc protege la piel del daño oxidativo causado por los rayos UV y la contaminación ambiental. Actúa como antioxidante, neutralizando los radicales libres que causan envejecimiento prematuro, manchas oscuras y pérdida de elasticidad. Por esta razón, muchas cremas solares incluyen óxido de zinc como ingrediente activo que refleja físicamente la radiación UV.

¿Te falta zinc? Síntomas y grupos de riesgo

La deficiencia de zinc es más común de lo que se cree, especialmente en países en desarrollo, pero también afecta a poblaciones específicas en países desarrollados. Reconocer los síntomas temprano puede prevenir complicaciones serias a largo plazo.

Síntomas de deficiencia de zinc (checklist):

  • Resfriados frecuentes o infecciones recurrentes: Si te enfermas más de 3-4 veces al año o tus resfriados duran más de lo normal, puede ser una señal de inmunidad comprometida por falta de zinc.
  • Cicatrización lenta de heridas: Cortes, rasguños o heridas quirúrgicas que tardan semanas en sanar completamente (cuando normalmente deberían sanar en días) indican deficiencia moderada a severa.
  • Caída del cabello o uñas quebradizas: El zinc es esencial para el ciclo de crecimiento del cabello. La deficiencia causa alopecia difusa (pérdida de cabello generalizada) y uñas frágiles con manchas blancas (leuconiquia).
  • Acné persistente o problemas de piel: Brotes de acné que no responden a tratamientos convencionales, dermatitis seborreica, eczema o piel excesivamente grasa pueden indicar niveles bajos de zinc.
  • Pérdida de apetito y del sentido del gusto/olfato: El zinc es crucial para mantener las papilas gustativas funcionales. La hipogeusia (disminución del gusto) y la hiposmia (disminución del olfato) son signos clásicos de deficiencia.
  • Bajo estado de ánimo, apatía o dificultad de concentración: El zinc es un neuromodulador importante. La deficiencia se ha asociado con depresión, ansiedad, fatiga mental y dificultades cognitivas.
  • Bajo libido o disfunción sexual: Especialmente en hombres, la deficiencia de zinc causa reducción del deseo sexual, disfunción eréctil y baja producción de esperma.
  • Diarrea crónica o problemas digestivos: La deficiencia afecta la integridad de la mucosa intestinal, causando mayor permeabilidad y problemas de absorción.

Grupos de riesgo con mayor probabilidad de deficiencia:

Vegetarianos y veganos: Las fuentes vegetales de zinc (legumbres, nueces, semillas, cereales integrales) contienen fitatos, compuestos que se unen al zinc y reducen drásticamente su absorción. La biodisponibilidad del zinc vegetal es hasta un 50% menor que la del zinc de fuentes animales. Los veganos necesitan consumir aproximadamente 50% más de zinc que los omnívoros para compensar esta menor absorción.

Deportistas y atletas: El ejercicio intenso aumenta la pérdida de zinc a través del sudor (especialmente en climas cálidos) y la orina. Los atletas de resistencia son particularmente vulnerables porque el entrenamiento prolongado aumenta el estrés oxidativo y la demanda de enzimas dependientes de zinc. Estudios muestran que hasta el 40% de los atletas tienen niveles subóptimos de zinc.

Personas con enfermedades gastrointestinales: Condiciones como enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, enfermedad celíaca o síndrome de intestino irritable reducen significativamente la absorción de zinc. La diarrea crónica también aumenta las pérdidas de zinc. Estas personas frecuentemente requieren suplementación de por vida.

Embarazadas y mujeres lactantes: Las necesidades de zinc aumentan durante el embarazo (de 8 mg a 11 mg diarios) y la lactancia (12 mg diarios) para apoyar el crecimiento fetal y la producción de leche materna. La deficiencia durante el embarazo se asocia con bajo peso al nacer, parto prematuro y complicaciones del desarrollo.

Adultos mayores (>60 años): La absorción intestinal de zinc disminuye con la edad, mientras que el uso de múltiples medicamentos (diuréticos, inhibidores de la bomba de protones) aumenta las pérdidas. Además, los adultos mayores frecuentemente tienen dietas monótonas y baja ingesta calórica, reduciendo aún más el aporte de zinc.

Personas con alcoholismo crónico: El alcohol daña la mucosa intestinal, reduce la absorción de zinc y aumenta su excreción urinaria. Los alcohólicos crónicos tienen tasas de deficiencia superiores al 50%.

Las mejores fuentes de zinc: alimentos vs. suplementos

Obtener zinc adecuado a través de la dieta es ideal, pero no siempre es práctico o suficiente, especialmente para los grupos de riesgo mencionados. Aquí está la comparativa completa de las mejores fuentes de zinc y su biodisponibilidad real.

Gráfico radar comparativo de fuentes de zinc

Gráfico radar comparativo: Evaluación multidimensional de las principales fuentes de zinc considerando contenido del mineral, biodisponibilidad, practicidad para consumo diario, relación costo-efectividad y accesibilidad general.

Fuente Contenido de zinc (aprox.) Biodisponibilidad
Ostras (85g, 6 medianas) 74 mg Muy alta (50-60%)
Carne de res (85g) 7 mg Alta (40-50%)
Cangrejo de Alaska (85g) 6.5 mg Alta (40-50%)
Pechuga de pollo (85g) 2.4 mg Moderada-Alta (35-45%)
Semillas de calabaza (28g) 2.2 mg Moderada (25-35%)
Garbanzos cocidos (1 taza) 2.5 mg Baja (15-25%)
Lentejas cocidas (1 taza) 2.5 mg Baja (15-25% por fitatos)
Anacardos (28g) 1.6 mg Moderada (25-30%)
Suplemento bisglicinato de zinc 15-30 mg (elemental) Muy alta (45-60%)

Como puedes ver en la tabla y el gráfico radar, las ostras son la fuente más concentrada de zinc que existe en la naturaleza, proporcionando casi 7 veces la ingesta diaria recomendada en una sola porción. Sin embargo, no son prácticas para el consumo diario debido a su precio, disponibilidad limitada y riesgo de contaminación por metales pesados si se consumen con frecuencia.

La carne roja (especialmente la de res alimentada con pasto) es una excelente fuente de zinc altamente biodisponible. Una porción de 100 gramos proporciona aproximadamente el 60-70% de las necesidades diarias de un adulto. Otras carnes como cordero, cerdo y aves también son buenas fuentes.

Para vegetarianos y veganos, las semillas de calabaza, legumbres, nueces y cereales integrales son las mejores opciones, pero requieren estrategias para mejorar la absorción. Remojar, germinar o fermentar estos alimentos reduce significativamente el contenido de fitatos, aumentando la biodisponibilidad del zinc. Por ejemplo, remojar lentejas durante 12 horas antes de cocinarlas puede aumentar la absorción de zinc en un 30-40%.

Los suplementos de zinc, particularmente en forma de bisglicinato, ofrecen la ventaja de proporcionar dosis precisas con alta biodisponibilidad y sin fitatos que interfieran. Son especialmente útiles para corregir deficiencias rápidamente o para personas con necesidades aumentadas que no pueden cubrirse solo con la dieta.

Guía de suplementación: ¿qué tipo de zinc elegir y en qué dosis?

No todos los suplementos de zinc son iguales. La forma química del zinc determina su absorción, tolerancia gastrointestinal y efectividad. Aquí está la guía definitiva para elegir correctamente.

Formas de zinc y sus características:

Óxido de zinc: Es la forma más común y económica, pero también la de menor absorción (solo 10-20% se absorbe). Se usa principalmente en multivitamínicos baratos y en aplicaciones tópicas (cremas de pañal, protectores solares). Para suplementación oral seria, no es la mejor opción.

Sulfato de zinc: Tiene mejor absorción que el óxido (30-35%), pero causa náuseas frecuentemente, especialmente si se toma con el estómago vacío. Tiene un sabor metálico desagradable. Algunas personas lo toleran bien con alimentos, pero muchas abandonan la suplementación por las molestias digestivas.

Gluconato de zinc: Forma popular con absorción moderada-alta (35-40%). Bien tolerada y con buen perfil de seguridad. Se usa frecuentemente en pastillas para el resfriado porque tiene propiedades antivirales cuando se disuelve en la boca. Es una opción sólida de costo-efectividad medio.

Picolinato de zinc: Forma quelada con absorción alta (40-50%). El ácido picolínico facilita el transporte del zinc a través de las membranas celulares. Popular entre deportistas y personas que buscan optimización del rendimiento. Costo moderado-alto.

Bisglicinato de zinc (o zinc quelado con glicina): Considerado el estándar de oro de la suplementación con zinc. Tiene la mayor biodisponibilidad (45-60%), es extremadamente suave para el estómago (no causa náuseas), y tiene excelente tolerancia incluso a dosis altas. El zinc está "protegido" por dos moléculas de glicina, permitiendo su absorción intacta sin interacciones con otros nutrientes. Es la forma preferida para uso a largo plazo. Costo moderado-alto, pero vale completamente la inversión.

Citrato de zinc: Buena absorción (30-40%) y bien tolerado. Se usa frecuentemente en suplementos de calidad media-alta. Menos estudiado que el bisglicinato pero con buenos resultados clínicos.

Dosis recomendadas:

Para mantenimiento general: 15-20 mg de zinc elemental al día para hombres adultos, 10-15 mg para mujeres. Esta dosis es suficiente para prevenir deficiencias en personas sanas con dieta equilibrada.

Para corrección de deficiencias leves: 25-30 mg al día durante 3-6 meses, seguido de dosis de mantenimiento. Monitorea los síntomas: mejoras en inmunidad, piel y energía deberían ser evidentes en 4-8 semanas.

Para atletas o alta demanda: 30-40 mg al día, especialmente durante periodos de entrenamiento intenso, competiciones o clima caluroso que aumenta pérdidas por sudor.

Para embarazo y lactancia: 11-12 mg durante embarazo, 12-13 mg durante lactancia. Muchos prenatales ya incluyen estas cantidades.

Para acné: 30 mg al día durante 12 semanas mínimo. Algunos estudios han usado hasta 50 mg bajo supervisión médica para acné severo.

⚠️ Advertencia importante sobre dosis: No excedas los 40 mg de zinc elemental al día a largo plazo sin supervisión médica. El exceso crónico de zinc (>50 mg diarios durante meses) causa deficiencia de cobre porque el zinc compite con el cobre por absorción. La deficiencia de cobre se manifiesta como anemia, neutropenia (bajo recuento de glóbulos blancos), problemas neurológicos y debilidad ósea. Si tomas más de 30 mg de zinc diariamente, considera añadir 2 mg de cobre para mantener el balance.

Consejos para optimizar la absorción:

  • Toma el zinc con una comida que contenga proteínas, pero evita tomarlo simultáneamente con alimentos muy ricos en fitatos (salvado, legumbres sin remojar).
  • No tomes zinc al mismo tiempo que suplementos de calcio, hierro o magnesio en dosis altas, ya que compiten por absorción. Sepáralos por al menos 2 horas.
  • Evita tomar zinc con café o té, ya que los taninos pueden reducir su absorción.
  • Si tomas antiácidos o inhibidores de la bomba de protones (omeprazol, lansoprazol), toma el zinc al menos 2 horas antes o después.

Preguntas frecuentes sobre el zinc

¿El zinc ayuda a dormir mejor?

Sí, el zinc juega un papel importante en la regulación del sueño. Este mineral ayuda a regular la producción de melatonina, la hormona del sueño, y contribuye a mantener ritmos circadianos saludables. Estudios han demostrado que niveles adecuados de zinc se asocian con mejor calidad del sueño, menos despertares nocturnos y mayor duración del sueño profundo (fase REM). El zinc también modula los receptores GABA en el cerebro, neurotransmisores que promueven la relajación. Algunas personas reportan que tomar zinc antes de dormir (junto con magnesio) mejora significativamente la calidad de su descanso.

¿Se puede tomar zinc todos los días?

Sí, se puede y debe tomar zinc diariamente en las dosis recomendadas (15-30 mg para adultos). El cuerpo no almacena zinc en grandes cantidades, por lo que necesita un aporte constante a través de la dieta o suplementación. El zinc se excreta diariamente a través de la piel, el tracto gastrointestinal y la orina, por lo que sin reposición regular, los niveles caerán gradualmente. Sin embargo, es crucial no exceder los 40 mg diarios a largo plazo sin supervisión médica para evitar deficiencia de cobre e interferencia con la absorción de hierro.

¿Cuál es el mejor momento del día para tomar zinc?

El mejor momento para tomar zinc es con una comida, preferiblemente con el desayuno o la cena. Tomarlo con alimentos ayuda a prevenir las náuseas, que es el efecto secundario más común cuando se toma con el estómago vacío. Sin embargo, evita tomarlo con comidas muy ricas en fitatos (cereales integrales en abundancia, legumbres sin remojar) o con suplementos de calcio o hierro en dosis altas, ya que pueden reducir significativamente su absorción. Si tomas zinc para mejorar el sueño, puedes tomarlo 1-2 horas antes de acostarte con un pequeño snack.

¿Cuánto tiempo tarda el zinc en hacer efecto?

Los efectos del zinc varían según el objetivo. Para el sistema inmune y la reducción de síntomas de resfriado: puede actuar en 24-48 horas si se toma al inicio de los síntomas (pastillas de zinc para chupar son más efectivas para esto). Para corregir deficiencias y ver mejoras en piel, cabello o niveles hormonales: generalmente se requieren de 4 a 12 semanas de suplementación consistente. Los primeros signos suelen ser mejora en la energía y reducción de infecciones (2-4 semanas), seguidos de mejoras en la piel y cabello (6-12 semanas). Para acné, estudios muestran resultados significativos después de 8-12 semanas de uso continuo.

Conclusión: no subestimes el poder de este mineral esencial

El zinc es, sin duda, uno de los micronutrientes de bajo costo y alto impacto más importantes para la salud general. Su influencia abarca prácticamente todos los sistemas del cuerpo: desde la inmunidad y la función hormonal hasta la salud de la piel y la función cognitiva. A pesar de esta importancia crítica, sigue siendo uno de los nutrientes más descuidados, con deficiencias subclínicas afectando a millones de personas sin que lo sepan.

Los tres pilares del zinc —inmunidad robusta, equilibrio hormonal óptimo y piel saludable— demuestran por qué este mineral merece un lugar destacado en cualquier estrategia de salud preventiva. No es una exageración decir que optimizar tus niveles de zinc puede transformar tu calidad de vida: menos enfermedades, más energía, mejor composición corporal, piel más clara y radiante, y función cognitiva mejorada.

La buena noticia es que corregir una deficiencia de zinc es relativamente simple y accesible. Si eres parte de los grupos de riesgo (vegetariano/vegano, deportista, persona mayor, o con problemas gastrointestinales), prioriza alimentos ricos en zinc biodisponible o considera la suplementación con bisglicinato de zinc, la forma de mayor calidad y tolerancia.

Asegurar una ingesta adecuada de zinc a través de una dieta equilibrada que incluya fuentes animales (ostras, carne, mariscos) o, para vegetarianos, semillas de calabaza y legumbres correctamente preparadas (remojadas y germinadas para reducir fitatos), combinado con un suplemento de alta calidad como el bisglicinato de zinc cuando sea necesario, es una de las inversiones más inteligentes que puedes hacer por tu bienestar a largo plazo.

No esperes a experimentar síntomas severos de deficiencia. Evalúa honestamente tu dieta actual, identifica si perteneces a algún grupo de riesgo, y considera hacerte un análisis de sangre si tienes dudas. El zinc es demasiado importante para dejarlo al azar. Tu sistema inmune, tus hormonas y tu piel te lo agradecerán.

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